Tenía pendiente esta historia, pero la verdad es que no salió como deseaba y lo he ido dejando. Fría, sosa y poco comunicativa. Quizá la pille un mal día. Llegué 5 min. tarde y ya empezó todo algo forzado, supongo que tendría agenda. Nos lavamos cada uno lo suyo
y me ofreció sus pechos en los que se podría vivir una eternidad, mientras me manoseaba con poca gracia el aparato. Le dije que usara la boca y pareció que no estaba muy por la labor. Exploré sus bajos y se movía mucho, rompiendo el ritmo, así que, me puse encima a bombear mientras aquello se movía como un flan para todos los lados, por mucho que se las cogiera con las manos. Me perdí demasiado pronto. Quedaban más de 10 minutos y me pide que me recueste a su lado, en sus tetas... esperaba que fuera un paso previo porque mi hombrecito ya estaba en fase de recuperación... y me dice que no, que media hora sólo uno, que si quiero puedo jugar con sus tetas o un masajito. Le sugiero que ya que tiene que masajearme que se centre en el pene, y lo hace con cierta desgana. Total que a medias me voy a la ducha, al menos, pude volver a remojarme. Y... decepcionado ante lo que esperaba una gran experiencia. Dos semanas me ha costado hacerme a la idea y rememorarlo por escrito