Hay algún putero que pague por su habitación entre 250/200 euros por semana?
Pues trasladado a un alquiler, es un precio normal, 800-1000 euros al mes, sobre todo si la zona es buena (y la de la avenida de Francia, teóricamente, lo es). La diferencia es que no tienen el piso entero, pero por otra parte imagino que en el precio se incluyen ciertos servicios, como los gastos, las sábanas, mantenimiento de la habitación,...
Si lo comparamos con lo que paga un estudiante por una habitación en una zona universitaria pues ellas pagan a la semana lo que un estudiante paga al mes (aunque no incluye gastos).
Pues hombre cobrando 90 euros la media hora....
No todas cobran eso. Algunas siguen a 60 euros la media hora, la mayoría ya se ha pasado al
estándar de 70 euros y otras están en 80 euros. Las chicas suelen preferir las
chitas de una hora antes que las de media hora, así que igual la subida de precios en ese servicio también va un poco por ahí (o, de paso, lo aprovechan). Una chica que quisiera maximizar beneficios imagino que se pondría una tarifa de 70/100 o de 80/100 porque la mayoría de gente entre media hora y una hora optaría por la hora por la diferencia de precio que hay. Hay formas y formas de trabajar en esto, jay algunas que van en plan cadena de montaje, enlazando
chitas de media hora que casi se solapan, y otras que se lo toman con más tranquilidad, espaciando las
chitas o incluso limitándose el número de clientes que atienden al día. A las primeras, evidentemente, les benefician las
chitas de media hora a 70/80 euros, aunque es más probable que den un servicio peor o que se quemen mucho antes por este trabajo.
Es un mundo complejo, como para que vengan ahora a tocar las narices desde el gobierno
progre. La situación económica actual, sumada a la subida de tarifas, ya está haciendo que tengan menos trabajo, si además le sumamos el miedo que genera la nueva ley esta pues... Vienen tiempos complicados, sobre todo para ellas. Lo peor, como comenta
@Soseki es que este gobierno
progre y
feminista, por un lado, quita la libertad a las mujeres a decidir qué quieren hacer con su vida o con su cuerpo y, por otro lado, las acaba poniendo en una situación de vulnerabilidad mayor, en todos los aspectos, por supuesto en el económico pero también, y lo más grave, en su seguridad personal (ejercen en condiciones menos seguras). El mismo gobierno
progre y
feminista (e hipócrita) que se pone medallas por proteger a la mujer.