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Hola Lumiforeros:
Como todos vosotros, siendo un imberbe y desde mis primeras erecciones con pantalón corto siempre te imaginabas escenas o roles sexuales en los que tú podias participar. Normalmente estos pensamientos se aceleraban practiando la disciplina más universal: el deporte manual (tambien conocido según jerga de tu entorno como "la manuela vasca", el "pajoting" o "la gayola indoor".
A través de la tv, el cine, la revista Interview, tu profesora de matemáticas o el canalillo de la madre buenaorra de tu compañero de clase ... la imaginación se desbordaba: Un trio, un lésbico, una famosa, una tetuda, ... y la ninfomana. Siempre había imaginado que sería el "top" ,follar y follar... La realidad no fue así.
Tenía yo 23 años. Cené en una zona conocida de Valencia con una amiga con la que habìa feeling. Ese día iba con un sueter superceñido, unos vaqueros a juego, esto es, más ceñidos y unas zapatillas blancas. O sea, iba de chica supernormal, sin maquillar (no le hacía ninguna falta pues era guapísima y bella, muy bella) y con el pelo liso suelto. Destaco esto pues es una tia guapa pero no iba "ni de guerrerra ni rompedora".
Tras tomar unas copas en la calle ocurrió lo inevitable. Al acercarnos al coche para irnos a una discoteca nos acercamos y nos comenzamos a dar unos acuosos morreos y a magrearnos. Ella se enroscaba apretándo y yo la verdad estaba superatraido por su cuerpo y muy muy excitado. Tremendamente excitado.
Lo vi tan claro que directamente le propuse ir a mi casa -que no habia nadie- y pasar de la discoteca. En el coche todo eran morreos. Subiendo en el ascensor ya vi ligeramente sus tetas pero es que ella me apretaba contra la cabina y me cogía por fuera del pantralón mis partes. Ella estaba desatada.
Ya en la cama el sexo fue intenso. Ella asumió lo que siempre había sido mi rol de superactivo. Era ella la que me hablaba, me decía oscenidades, me hablaba al oido entre lametón y lametón. Gemía. Tras un primer asalto mio y ella tener varios orgasmos, yo notaba que ella seguía demasiado excitada.
Sin practicamente descanso, continuamos follando, todas las posturas y yo no tardé en correrme. Yo necesitaba un cierto descanso pero ella seguía con ganas. Sinceramente en ese momento es cuando me di cuenta que lo suyo era mucho más que ganas de pegar un polvo conmigo.
Mi pene estaba flácido y ella continuaba intendo meterla. Yo cuanto más veía mi situación más me bloqueaba y menos ganas tenía. Llevabamos muchísimo tiempo y yo estaba con medio cuerpo insensible y con la sensación de irritación de tanto roce... Ella no dejaba de hacer lo posible por correrse....hasta que pasado mucho tiempo ella se tranquilizó...
Yo estaba medio frustrado, muchas horas en la cama. Lo que era el sueño de mi vida y empezó siendo un polvo histórico casi se convierte en pesadilla.
Ella no tomó nada de ninguna sustancia. No bebió más que yo. Simplemente me dijo que le gustaba mucho el sexo.
En un viaje de trabajo conincidí con un tio de Málaga que me contó que a él le había pasado algo muy parecido. Sé que os imaginarías que iba a contaros que fue la noche de mi vida. Pero no fue ni mucho menos así. Para mi fue una experiencia muy lejos de lo que mi imaginación hunbiese pensado nunca.
Como todos vosotros, siendo un imberbe y desde mis primeras erecciones con pantalón corto siempre te imaginabas escenas o roles sexuales en los que tú podias participar. Normalmente estos pensamientos se aceleraban practiando la disciplina más universal: el deporte manual (tambien conocido según jerga de tu entorno como "la manuela vasca", el "pajoting" o "la gayola indoor".
A través de la tv, el cine, la revista Interview, tu profesora de matemáticas o el canalillo de la madre buenaorra de tu compañero de clase ... la imaginación se desbordaba: Un trio, un lésbico, una famosa, una tetuda, ... y la ninfomana. Siempre había imaginado que sería el "top" ,follar y follar... La realidad no fue así.
Tenía yo 23 años. Cené en una zona conocida de Valencia con una amiga con la que habìa feeling. Ese día iba con un sueter superceñido, unos vaqueros a juego, esto es, más ceñidos y unas zapatillas blancas. O sea, iba de chica supernormal, sin maquillar (no le hacía ninguna falta pues era guapísima y bella, muy bella) y con el pelo liso suelto. Destaco esto pues es una tia guapa pero no iba "ni de guerrerra ni rompedora".
Tras tomar unas copas en la calle ocurrió lo inevitable. Al acercarnos al coche para irnos a una discoteca nos acercamos y nos comenzamos a dar unos acuosos morreos y a magrearnos. Ella se enroscaba apretándo y yo la verdad estaba superatraido por su cuerpo y muy muy excitado. Tremendamente excitado.
Lo vi tan claro que directamente le propuse ir a mi casa -que no habia nadie- y pasar de la discoteca. En el coche todo eran morreos. Subiendo en el ascensor ya vi ligeramente sus tetas pero es que ella me apretaba contra la cabina y me cogía por fuera del pantralón mis partes. Ella estaba desatada.
Ya en la cama el sexo fue intenso. Ella asumió lo que siempre había sido mi rol de superactivo. Era ella la que me hablaba, me decía oscenidades, me hablaba al oido entre lametón y lametón. Gemía. Tras un primer asalto mio y ella tener varios orgasmos, yo notaba que ella seguía demasiado excitada.
Sin practicamente descanso, continuamos follando, todas las posturas y yo no tardé en correrme. Yo necesitaba un cierto descanso pero ella seguía con ganas. Sinceramente en ese momento es cuando me di cuenta que lo suyo era mucho más que ganas de pegar un polvo conmigo.
Mi pene estaba flácido y ella continuaba intendo meterla. Yo cuanto más veía mi situación más me bloqueaba y menos ganas tenía. Llevabamos muchísimo tiempo y yo estaba con medio cuerpo insensible y con la sensación de irritación de tanto roce... Ella no dejaba de hacer lo posible por correrse....hasta que pasado mucho tiempo ella se tranquilizó...
Yo estaba medio frustrado, muchas horas en la cama. Lo que era el sueño de mi vida y empezó siendo un polvo histórico casi se convierte en pesadilla.
Ella no tomó nada de ninguna sustancia. No bebió más que yo. Simplemente me dijo que le gustaba mucho el sexo.
En un viaje de trabajo conincidí con un tio de Málaga que me contó que a él le había pasado algo muy parecido. Sé que os imaginarías que iba a contaros que fue la noche de mi vida. Pero no fue ni mucho menos así. Para mi fue una experiencia muy lejos de lo que mi imaginación hunbiese pensado nunca.
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