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El etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha hecho unas declaraciones polémicas para el colectivo LGTBI, porque les ha dicho a las claras y sin vaselina, que reduzcan una temporada sus múltiples contactos sexuales, porque están extendiendo una enfermedad por la que ya han muerto dos personas en España. Una enfermedad que en principio no debería extenderse tan rápido, ya que al contrario que el covid donde existen los asintomáticos que contagian, en la viruela del mono para contagiar debe haber síntomas. Por tanto lo más probable es que quien la está extendiendo esté mostrando una actitud irresponsable.
Conclusión: si tienes síntomas, no folles con nadie!
Vías de transmisión:
El contagio sucede tras el contacto directo y sostenido en el tiempo con una persona infectada. Con mayor frecuencia, se trata de un conviviente o pareja sexual, ya que ambas situaciones conllevan proximidad física. La vía de entrada del virus es a través de la piel por el contacto de pequeñas heridas con los fluidos corporales de la persona enferma, sobre todo el exudado de las lesiones típicas de la enfermedad –vesículas y costritas. El virus también puede entrar a través de las mucosas por vía inhalada o mediante objetos compartidos que estén contaminados, a los que llamamos “fómites” –toallas, sábanas…
Incubación y Sintomatología:
El periodo de incubación de la enfermedad va de los 5 a 21 días. Los primeros síntomas son inespecíficos y propios de una infección vírica: fiebre alta, malestar general, fatiga, dolor muscular, cefalea, etc. Luego, aparecen unos signos más característicos, como la inflamación de los ganglios y, posteriormente, las lesiones en la piel –llamadas exantema– muy parecidas, por ejemplo, a las del sarampión. Estas lesiones van cambiando su aspecto y se van extendiendo. Suelen acabar afectando las palmas de las manos y plantas de los pies, localizaciones bastante específicas en esta enfermedad. Las pápulas evolucionan a vesículas que se llenan de líquido, el que comentábamos que es contagioso, y luego en costras.
Conclusión: si tienes síntomas, no folles con nadie!
Vías de transmisión:
El contagio sucede tras el contacto directo y sostenido en el tiempo con una persona infectada. Con mayor frecuencia, se trata de un conviviente o pareja sexual, ya que ambas situaciones conllevan proximidad física. La vía de entrada del virus es a través de la piel por el contacto de pequeñas heridas con los fluidos corporales de la persona enferma, sobre todo el exudado de las lesiones típicas de la enfermedad –vesículas y costritas. El virus también puede entrar a través de las mucosas por vía inhalada o mediante objetos compartidos que estén contaminados, a los que llamamos “fómites” –toallas, sábanas…
Incubación y Sintomatología:
El periodo de incubación de la enfermedad va de los 5 a 21 días. Los primeros síntomas son inespecíficos y propios de una infección vírica: fiebre alta, malestar general, fatiga, dolor muscular, cefalea, etc. Luego, aparecen unos signos más característicos, como la inflamación de los ganglios y, posteriormente, las lesiones en la piel –llamadas exantema– muy parecidas, por ejemplo, a las del sarampión. Estas lesiones van cambiando su aspecto y se van extendiendo. Suelen acabar afectando las palmas de las manos y plantas de los pies, localizaciones bastante específicas en esta enfermedad. Las pápulas evolucionan a vesículas que se llenan de líquido, el que comentábamos que es contagioso, y luego en costras.