Uff, gran experiencia, VladimirLem, y escrita con solvencia. Enhorabuena, que sé que cuestan de conseguir.Mi FT
Le mandé un whatsapp por la mañana después de haber visto sus fotos en días anteriores. Me dijo dónde estaba, los precios (60, 100, 120) y por la tarde le confirmé la hora y allí que estuve como un reloj.
- Nacionalidad: Probablemente nacida aquí de padres africanos.
- Edad: 20-22, no le echo más.
- Dirección: San Vicente, ya en San Marcelino.
- Valoración de las Instalaciones: Muy buenas, piso nuevo, cómodo. Con el baño fuera pero enfrente de la habitación y con nadie más en la casa. Fácil aparcar en un descampado detrás de la finca.
- Precio del servicio y duración: 100h 45’.
- Fecha del encuentro (aproximadamente): esta semana.
- Valoración Cara,cuerpo, tetas: De cara no creo que nadie pueda decir que no es guapa. Con rasgos raciales (labios gruesos, nariz, forma) marcados pero para nada bastos. Cuerpo delgado y joven, piel oscura y suave. Tetas naturales grandes (aunque caídas) que merecen todas las atenciones.
- Actitud: Complaciente. Actitud de novia.
- Besos: Muchos, todos, todo el rato. Como si nos hubiéramos enamorado media hora ante.
- Fuma: No.
- Francés: Suave, al natural pero no completo. Le faltan tablas aquí. No estuvo mal, pero tiene mucho margen de mejora.
- Griego: No, me lo dejó claro desde el principio, al igual que el francés no completo.
- Folleteo: Totalmente de novia. Busca el contacto visual y los besos.
- Lo mejor: Muchacha muy dulce y con un color de piel que me encanta
- Lo peor: Que no sea una tigresa desatada, pero a la vez es algo positivo. Tiene los pechos caídos al estilo africano.
- La recomiendas?: Sí.
- Valoración de la experiencia (de 0 a 10): 9. GFE fantástico.
Me recibe con el vestido azul con el que tiene alguna foto. Agradable y risueña, con un escote de perder los papeles. El apartamento es pequeño, moderno y limpio. Estamos solos. Me pasa a la habitación abriendo conversación de qué tal he llegado, si he aparcado bien y si quiero algo de beber. Con esa carita dulce, su color de piel y su escote hace rato que me ganó. Le pago, me desvisto y me pasa al baño (le pedí tomar una ducha), donde me ducho yo solo.
Al volver a la habitación me esperaba sentada en la cama con elegancia, todavía vestida. Se levanta y me recibe con un abrazo y un beso que dura minutos y durante el cual va dejándose desvestir. Con su ayuda liberamos esas 2 tetazas que tiene y me agacho un poco para besarlas, morderlas y apretarlas. Vuelvo a comer sus labios. El vestido por fin cae a sus pies, deliciosa sorpresa que no lleve bragas. La agarro de las nalgas y la aprieto contra mí. Mi rabo ya duro se acomoda entre sus piernas. Seguimos besándonos en un abrazo hasta que la llevo hacia la cama. Se tumba bocarriba y me pongo sobre ella. Sigo besándola pero aumento mi campo de acción: cuello, orejas, bajo a los pechos. Beso, lamo y muerdo. Sus pechos son enormes, pero han debido de serlo aún más porque están algo caídos y flácidos. Como sus pezones negros de uno en uno y luego ambos a la vez. Por fin bajo a su coño. Delicioso. Lo tiene prominente y sabroso. Me entretengo un rato con él mientras la veo disfrutar. Me encantan sus gemidos de placer. Noto un par de momentos álgidos, pero no me acaba de dar el feedback de si se ha corrido o no.
Quedo de rodillas en la cama y ella se incorpora para quedar también de rodillas junto a mí y buscar de nuevo el abrazo y los besos. Esta vez, ya sí, baja a mi rabo. Se queda a 4 comiéndomelo, suave pero bien llevado. El contorno de su espalda y su culo me deleitan la vista, al igual que ver mi rabo desaparecer en su boca. Al poco le digo de cambiar, porque el espejo de la habitación está a mi espalda y quiero que quede a la suya y ver su culo reflejado. Me dedica una mamada que, si bien las he recibido mejores, me satisface. Mi rabo arde de deseo y ella le dedica buenas atenciones. Va por el buen camino.
Llegado a un punto, avanza hasta poder besarme y me coloca un condón, se acomoda encima mío y se la mete hasta el fondo. Mojada y caliente, con sus tetas sobre mi pecho y nuestros labios fundidos, empieza a moverse con gusto y a gemir de una manera que me hace caer a sus pies. A partir de aquí se van sucediendo las posturas, casi todas con un denominador común: los besos.
Estando ella arriba la coloco erguida para poder ver sus tetas moverse y poder estrujarlas. Pasamos a misionero y sus variantes. Aquí intento dar lo mejor de mi repertorio, pero tengo el orgasmo a flor de piel y debo reprimirme para no soltarlo todo, alternando bajadas a comerle el coño con penetración. Incluso se la saco en algunos momentos para darle golpes de porra con el nabo.
Paso a hacerle la cuchara. Le estimulo el clítoris con la mano. La prominencia de su monte de Venus facilita el trabajo. Parece que sus gemidos aumentan y se la saco para meterle dos dedos a modo spiderman y darle fuerte. Llego incluso a meterle la punta del meñique por el culito, que lo tiene todo empapado de sus propios flujos. Me fascina que no pare de besarme en ningún momento.
La giro para que quede totalmente bocabajo y me pongo sobre sus nalgas, a las que les caen unas cuantas palmadas para moverse hipnóticamente. Me pongo de cuclillas para hecerle un Nachovidal de los buenos y ella hace alarde de flexibilidad y gira medio torso para seguir besándome. Hay que ver cómo le gusta besar. Volvemos a la postura de la amazona, que parece que le ha gustado y seguimos así hasta que le pido que se ponga a cavalgarme de espaldas, que quiero ver ese culo, pero no la postura no cumple las espectativas y pasamos a 4 para follarla estando yo de pie junto a la cama, con el espejo a nuestra derecha. Las tetas le arrastran en la cama y es un espectáculo verlas. Aun así, ya sé lo que le falta a esta postura y a la anterior: sus besos.
Hasta aquí me da el recital de hoy y le digo de acabar. Cuando habíamos hablado por la mañana por whatsapp ya me había dicho que sí a mi pregunta de correrme en sus tetas, así que ahora ya sabe cómo ponerse. Estando yo de pie junto a la cama, se sienta ella al borde y se coge las tetas con las manos. En un periquete la estoy pintando de blanco y dejando una bella estampa, hoy me ha acompañado una corrida con cantidad.
Siempre con una sonrisa preciosa, me dice que me tome un descanso mientras se limpia con toallitas. Apuro mi cocacola, me voy a la ducha y a la vuelta, mientras me visto, entablamos una conversación bastante amena. Me despido con un beso y con la certeza de que volveré a verla.
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