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Buenas tardes chavales.
Como siempre antes de una expedición, busqué el número de esta chica en los archivos, pero sin resultados. Viendo las fotos me dije que eso no podía ser, así que me puse la chupa de cuero, les quité la tierra a las botas raídas y decidí que me iba a marcar un Indy nuevamente.
Relato de la experiencia:
Tras algunas complicaciones con la dirección (aquello parecía un gincana), me planto en el portal de la calle, marco el número y subo. Me abre la puerta una chavala de ojos grandes, profundos y pícaros, sonrisa sincera con aparato. Paso y veo que no lleva más que un sujetador y un tanga de hilo, que deja ver un culo perfecto de latina, duro y redondo, aunque parece que haya perdido algo de peso respecto a las fotos de su anuncio (en una página que no puedo enlazar, que me arrean con la vara, pero ya sabéis dónde).
Me lleva a la habitación, me desnudo y después me lleva al baño para que me duche. Cuando vuelvo, se produce uno de los mejores momentos para mí de cualquier encuentro: entro en bolas en la habitación y ella valora el instrumento con el que se las va a tener que ver en breve. Nos abrazamos y damos picos, y le digo que se desnude. La magreo y compruebo que ese culo es duro y su piel es suave. Sus pechos son duros y con unos pezones bonitos, redondos y chocolateados. En fin, que es un bombón la mires por donde la mires.
Le digo que estaremos más cómodos en la cama, y empieza a chupármela muy dulcemente. Un francés delicado y sabroso, con intentos de garganta profunda (ahí hay un atisbo de dientes), pero para disfrutar así la media hora. Se pone a horcajadas sobre la polla, como si la quisiera masajear así, y ahí he pecado de poca picardía porque le he preguntado si iba sin gomita y enseguida la ha buscado. Me la pone, e intenta que le entre, pero con poco más de la cabeza decía que le dolía (aún con lubricante), así que le digo que se ponga en el borde de la cama. Me dice que es como si ella fuera prácticamente virgen, imagino que para ver si el tema puede ir en plan suave y delicado. Se la meto así, al principio muy suavemente y solo la punta, para luego meterla entera y buscar fondo pero lentamente. Cuando veo que está cómoda me pongo con ella en la cama, haciendo el misionero pero con las piernas plegadas hacia atrás y aseguradas con mis brazos, y poco a poco voy cogiendo ritmo, y ella va gimiendo a cada embestida. La cama tiene algo de holgura, y permite hacer el movimiento para metérsela y sacársela moviéndola a ella, para lograr un ritmo realmente bueno. Y los muelles se oyen algo, lo que a mí personalmente me gusta mucho. No he hecho más posturas, porque me gustaba la sensación en esa, y os prometo que es el coñito más estrecho que he probado nunca.
Le pido que me la chupe otra vez, y aunque no he podido terminar en su boca, termino en sus dulces tetas.
En fin, todo un acierto, y para repetir si se queda por aquí más tiempo.
Como siempre antes de una expedición, busqué el número de esta chica en los archivos, pero sin resultados. Viendo las fotos me dije que eso no podía ser, así que me puse la chupa de cuero, les quité la tierra a las botas raídas y decidí que me iba a marcar un Indy nuevamente.
- Nacionalidad: venezolana.
- Edad: 19 años totalmente creíbles.
- Dirección: por la zona de la avenida del puerto.
- Valoración de las instalaciones: finca vieja, pero el piso bastante arreglado, con baño fuera de la habitación aunque parecía que no hubiera nadie más. No parece el típico piso de chicas. Habitación con leds y una cama bailona que da juego.
- Precio del servicio y duración: 70€/30 minutos.
- Fecha del encuentro (aproximadamente): recientemente.
- Valoración cara, cuerpo, tetas: 9/9/9. Realmente bonita, con unos ojos muy dulces y una sonrisa amplia con braquets.
- Actitud: implicada, aunque parece que esté empezando en esto.
- Besos: los que quieras. Al principio no los buscaba, luego con lengua sin problemas.
- Fuma: no creo.
- Francés: dulce, se notan un poco los dientes cuando prueba la garganta profunda. No se puede terminar en su boca.
- Griego: No pregunté.
- Folleteo: como ella misma dice, es casi como hacerlo con una virgen.
- Lo mejor: todo.
- Lo peor: que el tiempo pasa rápido.
- ¿La recomiendas?: totalmente.
- Valoración de la experiencia (de 0 a 10): 9.
Relato de la experiencia:
Tras algunas complicaciones con la dirección (aquello parecía un gincana), me planto en el portal de la calle, marco el número y subo. Me abre la puerta una chavala de ojos grandes, profundos y pícaros, sonrisa sincera con aparato. Paso y veo que no lleva más que un sujetador y un tanga de hilo, que deja ver un culo perfecto de latina, duro y redondo, aunque parece que haya perdido algo de peso respecto a las fotos de su anuncio (en una página que no puedo enlazar, que me arrean con la vara, pero ya sabéis dónde).
Me lleva a la habitación, me desnudo y después me lleva al baño para que me duche. Cuando vuelvo, se produce uno de los mejores momentos para mí de cualquier encuentro: entro en bolas en la habitación y ella valora el instrumento con el que se las va a tener que ver en breve. Nos abrazamos y damos picos, y le digo que se desnude. La magreo y compruebo que ese culo es duro y su piel es suave. Sus pechos son duros y con unos pezones bonitos, redondos y chocolateados. En fin, que es un bombón la mires por donde la mires.
Le digo que estaremos más cómodos en la cama, y empieza a chupármela muy dulcemente. Un francés delicado y sabroso, con intentos de garganta profunda (ahí hay un atisbo de dientes), pero para disfrutar así la media hora. Se pone a horcajadas sobre la polla, como si la quisiera masajear así, y ahí he pecado de poca picardía porque le he preguntado si iba sin gomita y enseguida la ha buscado. Me la pone, e intenta que le entre, pero con poco más de la cabeza decía que le dolía (aún con lubricante), así que le digo que se ponga en el borde de la cama. Me dice que es como si ella fuera prácticamente virgen, imagino que para ver si el tema puede ir en plan suave y delicado. Se la meto así, al principio muy suavemente y solo la punta, para luego meterla entera y buscar fondo pero lentamente. Cuando veo que está cómoda me pongo con ella en la cama, haciendo el misionero pero con las piernas plegadas hacia atrás y aseguradas con mis brazos, y poco a poco voy cogiendo ritmo, y ella va gimiendo a cada embestida. La cama tiene algo de holgura, y permite hacer el movimiento para metérsela y sacársela moviéndola a ella, para lograr un ritmo realmente bueno. Y los muelles se oyen algo, lo que a mí personalmente me gusta mucho. No he hecho más posturas, porque me gustaba la sensación en esa, y os prometo que es el coñito más estrecho que he probado nunca.
Le pido que me la chupe otra vez, y aunque no he podido terminar en su boca, termino en sus dulces tetas.
En fin, todo un acierto, y para repetir si se queda por aquí más tiempo.
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