Fui hace unos días, y deseaba relatar la experiencia con Katy. No haré FT, porque me parece que esta lumi está suficientemente analizada por otros compañeros y en general estoy de acuerdo con casi todo lo que ellos afirman. Pero me llamaron la atención dos cosas: la primera, que sigo alucinando con la diferencia tan y tan estratosférica que puede existir entre las expectativas que crean las fotos y la realidad; y la segunda (que es la aportación principal de este relato), que siempre, en una visita a cualquier chica, aparece algún detalle ( sea de mayor o menor calado) que no esperabas. Esto me ocurrió con ella. Veréis: yo últimamente ando algo flojo de money, y en ese sentido Isacelestes suele ser un buen sitio donde aterrizar sin menoscabo de la propia dignidad. Digo esto porque de normal prefiero ir de flor en flor y, aunque me llevo chascos impresionantes de vez en cuando, no escarmiento. Ahora, privado del poder adquisitivo que tenía en tiempos mejores (snif!), voy recurriendo cuando no me queda otra a opciones que me han parecido recomendables por una u otra razón, y especialmente ayudado por vuestros comentarios. A pesar de todo, en las visitas a lumis las sorpresas no son del todo inevitables. Este es el caso de la tal Katy, de Isacelestes, sobre quien afirmaré por adelantado que la considero buena chica y cumplidora. Pero entre los comentarios leídos, las fotos vistas y lo que finalmente me encontré llamaron mi atención unos cuantos aspectos a destacar: para empezar la chica es de color, cuando yo me esperaba una mulata o morenaza dominicana (ningún problema con esto, pero me sorprendió bastante); para seguir es bastante más rechoncha y bajita que lo que permitían imaginar sus fotografías (cuando yo me esperaba una mujerona contundente, fortachona y curvilínea); y como colofón explicaré lo que me dejó más alucinado de todo. Y es que llegué a eso de media mañana, pasa ella a la habitación, conversamos un poquito, me pasa al baño y empezamos. Me dice que soy su primer cliente del día. Estupendo. Le pido un masajito cervical para comenzar (aunque sé que ella no es masajista), y la mujer no tiene inconveniente. Pero como ella es, a pesar de todo lo dicho, una hembra apetecible comienzo a tocarla sin poder evitarlo, aquí y allá, con suavidad, y se va ablandando y agachando más y más, hasta regalarme el primer francés conmigo sentado en la camilla, y ella de pie, inclinada la cabeza. Cuando pasamos a la cama y saboreo sus partes íntimas por detrás dice que así le pone mucho y que necesita correrse (yo tampoco es que hiciese gran caso, porque ellas, en general, dicen tantas cosas, ya me entendéis). Sigo a lo mío, algún dedito por el culete, lametón va, lametón viene, esperando a proseguir con el guión que yo creía más correcto. Y entonces se me ocurre pedirle que se toque ella. Katy comienza a masturbarse con brío, y veo que se excita más y más. Buen negocio, pienso yo. Pero no; de repente se incorpora de rodillas en la cama y sigue con su frenético tocamiento, vehemente a más no poder. Yo ahí sí reparo que la cosa va en serio y la estimulo tanto como puedo, acompañándola con caricias, y también con mi dedito índice clavado hasta el fondo de su apetecible ojete. El caso es que se acaba corriendo ruidosamente y se queda mansa, mansa, como apeteciendo descanso. Entonces me empiezo a preguntar, ay Dios, ¿y yo qué, me quedo de invitado, me hago una paja a su lado, o qué hago? Ella me repite al cabo de un ratín que necesitaba un orgasmo ¿...?. Vale, digo yo, pero yo necesito un polvete. Ella no me lo niega, me enfunda el condón y empezamos el folleteo, que estuvo bien... sin mayor aliciente porque la amiga ya se había anticipado el disfrute por la vía rápida. Ya me comprenderéis, el resto de la ****** quedó en un mero esfuerzo de desahogo por mi parte hasta eyacular, ya que la parte que yo considero principal (la sincronía con la pareja de cama), se había evaporado. A ver, no es que fuese mal del todo, pero me llamó bastante la atención que toda una lumi experimentada como aquella se entonase tan pronto e intensamente, perdiendo por completo de vista las necesidades del cliente. De modo que salí de allí ligeramente confundido, y hasta divertido, porque la verdad es que nunca me había pasado algo así, que lo que tú piensas es parte de un juego de más recorrido, entonces la compañera lo lleve al extremo y con urgencia, pasando casi por completo de tí. No importa, en estas lides ya sabemos que cada visita, incluso las muy repetidas y de mayor confianza, puede resultar imprevisible, y poco o mucho todo buen goputero ya está acostumbrado. Simplemente quería dejar constancia, por si algún compañero más se anima a relatar experiencias sobre detalles similares, que también ayudan a mejorar la visión de conjunto. Ah, y no quería olvidar que también me sorprendió que Katy me dijera personalmente que no hacía griego. Creo que en agenda69 pone que sí lo hace, y desde luego que toma de buen grado los dedos por su agujero posterior, doy fe. En fin, a mandar, salut i bon sexe!
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