Yo estuve ayer por la mañana con ella. Anuncia que los sábados atiende. En la práctica es más complicado, aunque yo lo conseguí con algún esfuerzo menor. Verónika pone de su parte, es muy amable y accesible por whats y teléfono.
El lugar es Atabú, en Giorgeta, me dijo que alquila la habitación mucho o poco en función del trabajo que tenga.
La chica es mona de cara y su cuerpo responde bastante bien a la idea que uno puede hacerse previamente de las fotografías: puede que algo más rotundo y poco elástico pero tiene su aquél para los devotos de los pechos opulentos, naturales y las mujeronas voluptuosas. No le faltan simpatía y ganas de agradar.
La experiencia fue como sigue: me abre ella la puerta y me acompaña a la habitación. Ducha dentro, luz ténue y espacio suficiente para no sentirse en absoluto agobiado. Cama grande. Xarreta intrascendente sobre las complicaciones de la ****** en sábado (que para ella depende siempre de su trabajo de noche los viernes) y a la ducha, que es una cabina pequeña. Ella se desnuda a la par que yo y la invito a pasar primero, mas insiste en que entremos ambos. Yo estaba tranquilo pero la visión cercana de sus enormes pechos me ponen rápido en situación, así que padentro, ya palote. Entre lavadita y lavadita, caricias y caricias, una mamadita de prueba, ella arrodillada y yo erguido. Me gusta como sabe tu polla, me dice. Buen arranque. Mentira o no, mola que te lo digan.
Acabada la limpieza pasamos al lecho. Nos tumbamos y exploramos. Al poco, Verónica retoma el francés, brevemente. Es un pelín irregular, pero como inicio de hostilidades no va mal, teniendo en cuenta la jaca que lo ejecuta, de imponente presencia arrodillada sobre la cama. Puedes seguir la acción en el gran espejo de la izquierda.
Para mi sorpresa, me calza el condón con la boca sin preguntar. Y sigue un ratín con el francés. Le pido mi parte y pasamos al 69. Su trasero es poderoso y amplio, cosa que dificulta la aproximación lingüística o digital a las zonas de disfrute. Además, su piel es muy oscura, lo que unido a la pobreza de luz deja poco margen al goce contemplativo y mucho al intuitivo. Está bien depiladita y parece humedecerse con la actividad aunque, como digo, allí "adentro" es todo un poco misterioso.
Verónika parece disfrutar el intercambio de lenguas, de manera que rápidamente se gira para montarme. La sesión tiene su morbo, porque te cabalga un peso considerable y las sentadas se notan (abstenerse delicados o bajos de forma). Pero a mí me vino bien, me encontraba descansado, en una hora inmejorable, y dos tetas como esas no me las como cada día. A destacar sus pezones oscuros, grandes, del tamaño de garbanzos, que se excitan con los lametones y se notan crecer aún más dentro de la boca.
Verónica no es delicada ni remilgada. No le propuse mayores porque no surgió ni yo lo necesitaba, pero creo que es una chica directa con la que se puede hablar de todo lo que a uno le interese. El griego lo practica, pero son 30 euros de suplemento y conviene solicitárselo antes de ir. Los besos son sin lengua, pero ella puede soltarse si el cliente le parece aseado y la higiene bucal correcta. Yo no se los pedí, porque en la situación que estamos (y la familiar que vivo yo) no es cuestión de forzar cuando el encuentro está yendo bien y es la primera vez. Aún así, creo que me hubiese respondido positivamente de haber insistido yo en este aspecto.
Proseguimos folleteo de lado, más tarde yo encima, luego a cuatro... Gime a un volumen bastante alto, en consonancia con su cuerpo monumental. Dándole fuerte desde atrás comprobé que es difícil manejarla, porque todo en ella es firme y grande. La pena es que se cansa pronto, jadea intensamente y creo que recibió con alivio el anuncio de mi corrida, penetrándola otra vez de lado abrazado a su espalda y pechazos, dentro del condón. Porque yo aún me planteaba un segundo ataque (debía de quedar bastante tiempo), pero ella ya dio por hecho que la parte amatoria estaba cubierta. No me importó, yo me encontraba saciado y no me apetecía más. Si hubiese insistido, creo que el segundo round no habría supuesto ningún problema, aunque Verònika parecía cansada y relajada, con toda su gran femineidad espatarrada sobre la gran cama, la frente sudada, y fumándose el cigarrillo postcoital. Me ofreció un masaje, que rehusé, en favor de la charla final y de una ducha tranquila, para salir de allí como un señor.
Y, no lo he dicho, el precio estaba bastante bien para el servicio, a setenta euros la hora. Te ofrece bebida al llegar y pasas un rato agradable con una chica bastante maja y sencilla. Es de Venezuela, que tampoco lo he comentado, y sus pechos son fabulosos. Yo no repetiré, porque en mi caso se trataba de una primera visita a lumi después de varios meses y la doy por buena, pero por ejemplo a ese mismo precio tengo a Diana de la Avda. del Cid, que personalmente me pone más, ojo, no por su físico, sino porque se pone supercachonda cuando le lames el coño y es un espectáculo vivir esa experiencia en directo.